BIOGRAFÍA
Carlos Méndez Domínguez, pionero en el estudio de las bases electrofisiológicas de la excitabilidad y propagación cardiaca. Nació en Madrid, España el 12 de diciembre de 1926. A la caída de la Segunda República, su familia se vio obligada a emigrar a México cuando Carlos tenía 13 años, después adquirió la ciudadanía mexicana. Cursó el bachillerato en el Instituto Luis Vives de la ciudad de México e ingresó a la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México donde se graduó con honores en 1950. Su vocación por la investigación científica se despierta cuando cursa Fisiología durante la carrera con el Dr. José Joaquín Izquierdo, reconocido maestro de esta cátedra.
Su pasión por las ciencias básicas lo llevó a dejar la medicina clínica y se dedicó completamente al estudio de la fisiología y farmacología cardiacas. Una vez graduado se incorporó en 1951 al Departamento de Farmacología del Instituto Nacional de Cardiología que dirigía el Dr. Rafael Méndez Martínez, este departamento trabajó en estrecha cooperación con el de Fisiología del Dr. Arturo Rosenblueth y su grupo: Dr. Juan García Ramos, Dr. Jesús Alanís, Dr. Juan J. Mandoki y Dr. Rafael Rubio, quienes habían introducido una serie de técnicas experimentales para estudiar las propiedades electrofisiológicas de los distintos tejidos cardiacos.
En 1952 obtuvo una beca para ir a Estados Unidos al lado del Dr. Gordon K. Moe, un antiguo discípulo del Dr. Rosenblueth de sus años en Harvard. El Dr. Moe era entonces jefe del Departamento de Fisiología en SUNY Upstate Medical Center, New York University en Syracuse. Aquí, la mente brillante del Dr. Méndez es pronto reconocida y comprobada por los resultados experimentales que obtuvo durante su estancia como becario (1952- 1954). Demostró que la duración del ciclo de excitabilidad de los tejidos cardiacos se acorta a medida que aumenta la frecuencia cardiaca. Éste es un mecanismo de adaptación del corazón que le permite latir a frecuencias elevadas sin que se vean comprometidas sus propiedades electrofisiológicas. Estos resultados fueron extensamente citados. El Dr. Carlos Méndez regresa a México en 1954 y se incorpora al Departamento de Farmacología del Instituto Nacional de Cardiología como investigador de tiempo completo hasta 1961.
En 1961, el Dr. Moe fue nombrado jefe del Masonic Medical Research Institute Laboratory en Utica, Nueva York, y convenció al Dr. Méndez para que se fuera con él como investigador titular. Méndez y Moe formaron un dueto formidable, el interés del Dr. Méndez fue el de la propagación oculta de los impulsos cardiacos en el sistema de conducción A-V (un impulso que nace en la aurícula se bloquea a su paso por el nodo A-V y no alcanza el ventrículo) que se sospechaba ocurría pero que no había sido hasta entonces demostrado. – “A Complex Manifestation of Concealed Conduction. Circ Res 1964; 15:51”. El Dr. Méndez lo demostró eliminando la inervación simpática al corazón. En estas condiciones fue relativamente fácil poner de manifiesto el bloqueo parcial de los impulsos que viajan a través del sistema de conducción del nodo A-V.
El Dr. Méndez fue uno de los primeros en introducir el uso de microelectrodos para obtener los registros intracelulares de la actividad eléctrica. El primer problema que aclaró usando esta técnica, fue el de los ecos cardiacos (impulsos que nacen en la aurícula o ventrículo y regresan al sitio de origen). Demostró que los ecos ocurren porque existen dos vías de conducción en el sistema de conducción aurículo-ventricular, una en la que el impulso viaja de ida y otra en la que los hace de regreso. – “Some Characteristics of Ventricular Echoes. Circ Res 1965; 16:562-81”. Encontró también que podía haber actividad circular cuando el impulso viajaba utilizando consecutivamente ambas vías.
Sus trabajos con G, Moe demostraron que, con ciertas limitaciones y excepciones, los periodos refractarios de los tejidos cardiacos están determinados por la longitud del ciclo inmediato que los precede. En 1966 demostró directamente por primera vez que la porción superior del nodo A-V del corazón aislado del conejo podría disociarse en dos vías paralelas distintas (alfa y beta) que tenían periodos refractarios diferentes y se reunían en una vía común distal en la región N del nodo A-V y podrían producir ecos auriculares. El estudio aumentó la posibilidad de que las desviaciones en la curva de refractariedad del nodo A-V pueden representar disociación de las propiedades de dos diferentes elementos en cada uno de estos tejidos. Por tanto, nació la hipótesis de “Vías nodales A-V duales” de la condjucción del nodo A-V. “Demonstration of a Dual A-V Nodal Conduction System in the Isolated Rabbit Heart. Circ Res 1966; 19:378-93”. Esto proporcionó una explicación natural de los ritmos recíprocos y de la taquicardia por reentrada nodal A-V. – “The Physiologic Basis of Reciprocal Rhythm. Prog Cardiovasc Dis 1966; 8:461-8”. Estos trabajos constituyen un clásico en el campo de la electrofisiología.
El Dr. Méndez introdujo la preparación del corazón de conejo con las aurículas abiertas y con la zona del nodo A-V expuesta para lograr el registro intracelular de las células nodales. También introdujo la preparación del músculo papilar unido al falso tendón formado por fibras de Purkinje, lo que le permitió estudiar las características de la transmisión entre las fibras de Purkinje y el músculo ventricular.
A su regreso a México, en 1971, el Dr. José Laguna García, entonces director de la Facultad de Medicina de la UNAM, lo invitó como jefe del Departamento de Farmacología (1971- 1973). Después decidió integrarse al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional (1973-1984). Aquí aplica las técnicas que previamente había desarrollado. En un elegante experimento, muestra que la duración del potencial de acción de una célula está determinada en gran parte por la actividad de las células vecinas. Desarrolla un modelo experimental de la arritmia cardiaca conocida como actividad disparada. El modelo reproduce la arritmia que ocurre en el corazón isquémico y bajo una intensa acción simpática. Los resultados y la descripción de la preparación fueron publicados en la monografía “Cardiac Electrophysiology and Arrhythmias” editado por Douglas P. Zipes y José Jalife (Grune and Stratton Publishers, 1985).
Fundó el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), laboratorio de fisiología experimental (1984 a 1988). Producto de su estancia fueron los resultados de sus últimos trabajos –“Junction Potentials and Action Potentials of the Crayfish Myocardium. J Cardiovasc Electrophysiol 1996; 7:36-43”, y el último publicado en 2003, que es un ejemplo de ingenio experimental: las células cardiacas se interconectan entre sí, es decir, forman un sincicio. Para conocer las propiedades de este último, el Dr. Méndez estudió la relación que existe entre la resistencia eléctrica de las células cardiacas y el umbral de excitación –“Inverse Relation Between Input Resistance and Threshold Current in Canine Cardiac Syncytium. J Cardiovasc Electrophysiol 2003; 12:337-42”.
El maestro Carlos Méndez Domínguez reunió sin duda todas las cualidades de un gran investigador, curiosidad, constancia, imaginación, claridad de ideas y, sobre todo, amor a su profesión. Además de su amor por la electrofisiología cardiaca fue un apasionado de la poesía de García Lorca, el canto flamenco, las carreras de autos y el buceo submarino. Después de un padecimiento broncopulmonar crónico, murió mientras dormía el 23 de enero del 2002.